La
microbiota es el
conjunto de microorganismos que residen en nuestro cuerpo y sabemos que dependemos de ellos para un
correcto desarrollo y el mantenimiento de la salud. Estos colonizan nuestro tracto gastrointestinal, genitourinario, respiratorio, la cavidad oral y nasofaríngea, y la piel. De hecho, según los últimos cálculos,
aproximadamente la mitad de las células de nuestro cuerpo son microbios.
Hace diez años apenas de disponía de artículos que hablasen sobre la microbiota y hoy en día la bibliografía es amplísima. Se calcula que se publican alrededor de 1000 artículos al año. Se ha descubierto que su papel es clave en el mantenimiento de la pared intestinal, en el correcto funcionamiento del sistema inmune, en procesos de inflamación, a nivel hormonal y de neurotransmisores y también en el sistema reproductivo del que os voy a hablar a fondo en este post.
Nuestra microbiota es muy sensible y viene condicionada por varios factores. Desde nuestro nacimiento, la forma en que nacemos (por parto natural o cesárea) ya determina que microbiota vamos a tener, también influye la alimentación, la genética, el sexo, la edad, la dieta, el estilo de vida, la higiene, la exposición a antibióticos, el estrés o hasta la localización geográfica y el clima pueden influir.
NUESTRA MICROBIOTA Y LA FERTILIDAD
Tal y como comentaba antes, hasta un 9% de nuestra microbiota está en el aparato urogenital.
Nuestra microbiota, que en la edad fértil es principalmente del género lactobacillus, coloniza la vagina y participa en funciones fisiológicas como la fabricación de ácido láctico que va a disminuir el pH vaginal evitando así el crecimiento de patógenos y, por tanto, infecciones. También hay algunos autores que dicen que determinados lactobacillus podrían colonizar el endometrio y podría estar asociada con el fracaso de la implantación o el aborto espontáneo temprano en pacientes de reproducción asistida.
Cuando nuestra microbiota se altera se produce la llamada disbiosis, que significa que se produce un desequilibrio en nuestra microbiota autóctona dando paso a otros microorganismos. En reproducción asistida de un 18 a un 28% de la pacientes van a tenerla y debemos tener en cuenta que un porcentaje muy alto son asintomáticas. Las disbiosis van a provocar una disminución del lactobacillus (nuestra microbiota por excelencia) y del ácido láctico producido por ellas y, en consecuencia, un aumento de bacterias patógenas.
Se ha visto en numerosos artículos que la disbiosis tiene numerosas repercusiones en la fertilidad: desde vaginosis bacteriana que es la forma más común de disbiosis reproductiva y se asocia con el parto prematuro espontáneo, el aborto, la endometriosis, incluso la infertilidad o el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) que es un trastorno metabólico endocrino común entre las mujeres en edad reproductiva que también puede afectar en la concepción.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES DE RIESGO POR UNA DISBIOSIS?
Tal y como mencionaba, nuestra microbiota viene condicionada por muchos factores: cambios hormonales (las mujeres somos cíclicas y nuestras hormonas suben y bajan durante todo el mes), toma de antibióticos, el tabaco, el uso de antibióticos, una higiene con productos inadecuados, cambios de pareja, el estrés y la dieta (debemos de alimentar bien a nuestros bichitos).
¿ESTÁ JUSTIFICADO EL USO DE PROBIÓTICOS PARA MEJORAR LA FERTILIDAD?
Sí está justificado, los probióticos serán aquellos microorganismos vivos que administrados en la cantidades y cepas adecuadas tengan efectos beneficiosos en nuestro organismo.
Aunque debes tener en cuenta que no todas las cepas son iguales, tendremos que elegir aquellas que más influyen en fertilidad.
El lactobacillus rhamnosus, el lactobacillus crispatus y el l. plantarum son los que han sido más ampliamente estudiados. Mientras que el lactobacillus rhamnosus es al que se le han atribuido más propiedades a la hora de prevenir el crecimiento bacteriano y por hongos y disminuir así las vaginitis bacterianas, las candidiasis y la infecciones del tracto urinario. El lactobacillus crispatus y el plantarum son los que han sido más sometidos a estudio y con un mayor éxito a la hora de mejorar de la fertilidad.
¿PROBIÓTICOS VÍA ORAL O VAGINAL?
La mayoría de los ensayos clínicos sobre probióticos, fertilidad y microbiota se realizan con probióticos de administración vía oral.
Se ha demostrado que los probióticos formulados en la forma adecuada son capaces de atravesar el ácido del estómago y llegar al intestino, una vez allí pueden atravesar la pared intestinal y colonizar en el lugar que nos interesa, en este caso la vagina.
En conclusión, la vía oral es la más utilizada y en la mayoría de los casos ejerce un efecto muy positivo en el control de la disbiosis y por tanto en el éxito de embarazo.
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